RSCJ AMIGAS DE LA VIDA
Construyendo relaciones desde el Corazón de Dios
Estamos ubicadas en la ciudad de Armenia capital del departamento del Quindío, en la región del eje cafetero colombiano.
Somos una comunidad de RSCJ que quieren llevar una vida en sencillez desde el legado de Magdalena Sofía, en medio de las Personas con quienes nos vamos relacionando.
Vinimos a Armenia como RSCJ en el año 2017 motivadas por la celebración del Bicentenario de la llegada de Rosa Filipina a América, deseábamos hacer presencia en un lugar de nuestra Colombia donde no estábamos presentes en ese momento.
“Nuestra civilización es una marcha triunfal.
Generosa, leal y de frente al rubio sol del porvenir.
Noble Armenia, tu suelo presiente otra raza altiva de dura cerviz.
Como en fértil Arcadia sonora de sonreída y bella edad el Quindío a su empuje labora por valles y montes la nueva ciudad.
Madre ilustre fecunda y procera en ti la patria esparce amor”
(Apartes del Himno de Armenia)
María del Carmen Jamaica – María Zulema Pérez
Somos conscientes que formamos parte del planeta y del amor del Corazón de Jesús y por ende aportamos la riqueza de nuestro movimiento por el mundo construyendo, recreando el ambiente urbano que nos rodea desde cuatro actividades concretas:
– Acompañando a un grupo en la pastoral de la infancia.
– Participando en actividades parroquiales:
– Ministros de la Palabra.
– Ministro extraordinario de la Eucaristía).
– Comunidad Shemá.
– Compartiendo con tres grupos de mujeres:
Barrio Corbones.
Barrio Tigreros.
Barrio La Divisa.
– Participando en una huerta comunitaria.
El Papa Francisco propone a la pastoral de las grandes ciudades “estar presentes como “Iglesia Samaritana” a través del testimonio que puede incidir en los núcleos más profundos desde donde nace la cultura; la iglesia siembra el granito de mostaza, pero lo hace en el corazón mismo de las culturas que se están engendrando en las ciudades.
El testimonio concreto de misericordia y ternura que trata de estar presente en las periferias existencias y pobres, actúa directamente sobre los imaginarios sociales, generando orientación sentido para la vida de la ciudad. Así es que como cristianos contribuimos en la construcción de una ciudad en la justicia, la solidaridad y la paz.